jueves, 15 de octubre de 2020

MENTES MOLDEADAS

 Relato participante, concurso convocado por David Rubio Sanchez.

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Soy psiquiatra, de los buenos. Trabajé en mi consulta desde hacía treinta años. La pasión que me ha movido a ayudar a otros me ha dejado sus huellas... me encuentro casi ciego, mirándote, mi amiga Blanca, desde mi cama de moribundo.

Esta hermosa ciudad de las luces, me ha quitado las mías; su río, el Sena, se ha tragado mis lágrimas, los parisinos son más que pacientes: inútiles cuerpos provistos de mentes enfermas, que yo...

¡¡JA, JA, JA, JA!! he ayudado.

Otra vez estas voces en mi cabeza...¡NO! no...  no... aplauden que mi misión está cumplida, la memoria hace que me regocije de mis logros sobre los débiles.

¡SÍ! sí... sí... recuerdo a Luis, el pobre ignorante no conocía sus defectos. Por suerte estaba yo, una eminencia, para hacerle saber cuáles eran y reforzarle su baja autoestima. Le ayudé a enterrar sus pocas fuerzas en el cementerio impune de la mediocridad... le ayudé a entender que nunca cambiaría su desdichada existencia.

Soy psiquiatra... de los buenos, de esos que van moldeando mentes.

Después vino a verme Charlotte. La desgraciada me provocaba risa, con sus cardenales producidos por las manos correctoras de su marido, que intentaba disimular con maquillaje. El sádico era de los míos... un ser superior.

 ¡JA, JA, JA, JA! 

Cumplí mi parte como buen profesional, hundí la personalidad dependiente de ella en el pozo de la desesperanza de donde nunca nadie la podría recuperar.

También traté a Carlos, fue difícil enfrentarme a él. Pero lo logré. Mis años de boxeador callejero en mi adolescencia me valieron para demostrarle quién manda. Mi agresividad le apaciguó, puse sus frágiles decisiones en el excusado de los perdedores.

Las voces en mi cabeza... ¡NO! mi amiga Blanca, no me dejes... no te vayas...

¡ESCÚCHAME!  es cú cha me...   mmm... ¡buaaaa! no me dejes llorandooooo... 


Soy psiquiatra, de los buenos, conozco todos los entresijos de la manipulación emocional para ayudar...   ¡JA, JA, JA, JA!

Roberto, el inseguro. Duró muy poco en mi consulta hasta que al final ¡ por fin! logré que se suicidara.

Itziar, la víctima. Asquerosa ricachona floja que en toda su vida no pudo mantener un hombre a su lado, y los tuvo a ¡¡cientos!! Le lavé el cerebro de tal manera que pasa sus días recluida para no sentir el sol.

Podría pasarme días enteros contándote mis hazañas, mis éxitos profesionales. De cómo he conseguido arreglar la vida de los demás sacrificando la mía.

De cómo he podido sacar de la sociedad a los energúmenos seres que contaminan a los demás puros, los seres celestiales, los que merecen estar libre de ellos.

Soy psiquiatra... ¿te lo he dicho?

Dicen que el insano soy yo... ¡IDIOTAS! mi carrera ha sido brillante, los jodidos débiles de mis pacientes me acompañan en este recinto de paredes blancas, de rosas marchitas en el jardín. Están conmigo en estas habitaciones diseñadas para seres especiales como somos todos nosotros... todos juntos... todos amigos...

Puedo seguir pasando consulta, todavía puedo ahogar en el mar de la desesperación más almas impías, corazones deshechos y mentes torcidas.

Las voces...¿qué está pasando? me preguntan, y responden que otra vez le estoy hablando a la blanca pared, mi amiga...

¡JA, JA, JA!

Ha llegado mi hora, me resigno, lo acepto, después de todo mi misión está cumplida.

¡Ex-piro!

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