sábado, 15 de junio de 2019

Se cumplen los sueños o no?


(a Carla con un beso José L Perales)

Miradas Libres está destinado a ser un espacio de fotografías con pocas palabras, destinado a hacer honor a su nombre, para que miréis de
forma libre y pueda volar vuestra imaginación.
Así que sin intención de castigar con mis letras interminables a las 
nobles y valientes almas que se atreven a leer lo que escribo no haré 
otra cosa más que desearles una muy Feliz Navidad a todos y todas. 

(Bueno, la verdad es que no puedo conmigo misma ja! y aquí va el 
rollo... )

Cada uno tenemos nuestra manera de vivir la Navidad y todas son 
aceptables, qué nos depararía la vida si no nos aceptáramos entre 
nosotros mismos!
En una fecha tan especial que podrá ser alegre o triste, que se vivirá
 con ilusión o con nerviosismo, pero sin duda que con la mente puesta
 en nuestros deseos más íntimos, he elegido ese emotivo vídeo de
 Navidad de un gran cantante y compositor que dejo en mi página
 porque derrocha sentimiento; que es lo que más me gusta de las
 personas, lo emotivas que pueden llegar a ser, lo dulces, lo
entrañables... eso es lo importante para mí, los escasos conocidos
que tengo lo saben. 

De la mano de este -una vez más- emotivo artista os comparto la foto
de esta entrada que no es la clásica estampa del 25 de diciembre sino
una foto que es uno de mis tesoros más preciados: la de mi cantante
preferido con un autógrafo personalizado, porque encierra para esta
humilde mortal de nombre Carla un sueño cumplido como es conocer
al artista favorito, ya que me la regaló junto a unos minutos de su 
ajetreada vida cuando me permitió hablar con él personalmente y 
pude comprobar lo "emotivo" que es también como ser humano.

Corría el año 2005, donde no existía el tan común y actual selfie, en
el que no sabíamos de los smartphones ni siquiera el nombre cuando
tuve que atravesar toda una gran ciudad en transporte público con el 
reloj en mi contra para llegar al "aquí y ahora" del lugar donde estaba. 

La guardo con muchísimo cariño y como no la enseño a nadie fuera de
casa para que no se me extravíe (y dentro según a quien porque 
suscita más críticas que ternura) la publico para que todos la podáis
ver y quizás a través de ella llegue a algún corazón que lo necesite la
ilusión certera de que los sueños pueden cumplirse...  
FELIZ NAVIDAD.
cg 

OLEAJE DE VIDA

vida, experiencia, salud, viajar

Reunidas en la Sala de la Vida, descansaban de su ajetreo diario las olas que mueven el mar de nuestras vivencias:


Habló la Experiencia:
—La vida no es como las matemáticas, que es una ciencia exacta y si te la explican la puedes entender.

Contestó la Tozudez:
—Háblame de tus vivencias y la entenderé.

Se acercó cojeando la Vejez:
—Tozudez, haces honor a tu nombre.

La Rebeldía dijo:
—Los viejos se creen dueños de la razón.

La Razón, dándose por aludida, declaró:
—Todos creen poseerme, pero la verdad es que soy yo que elijo a unos pocos para entregarme, a la mayoría los dejo equivocados.

Y, para no ser menos, la Equivocación:
—Yo me adueño de todos, ji, ji! y a casi ninguno les dejo saber que está equivocado ji, ji! así que les hago creer que son los dueños de la verdad.

La Verdad, contestó:
—Aparezco cuando me necesitan, pero generalmente después de cierto tiempo, así los humanos aprenden de sus propios errores.

El Error:
—Y no saben que yo les perseguiré de por vida, aunque la primera vez que me encuentren será la que más recordarán. Al final de su vida no los castigaré tanto como cuando son jóvenes.

Ofendido, el Acierto se defendió:
—Y yo no existo?? Voy ayudando a los justos pero no faltan injustos que se aprovechan de mi bondad.

Arreglándose el pelo, apareció la Bondad:
—Todos con una sonrisa en su rostro dicen que les pertenezco, a pesar de que a veces esa sonrisa es maliciosa. 

Y la Maldad, henchida de entusiasmo, dijo:
—Je, je! no todas las veces me descubren y me encanta respirar ese ambiente que no es justo. Je, je!

Y habló la Justicia:
—Yo siempre aparezco, a veces camuflada en otro momento. A cada víctima la beneficio dando al agresor su merecido. A veces bajo otra forma, a veces disfrazada de injusticia.

Apaciblemente, dijo la Injusticia:
—Yo me interpongo, porque mi nombre no es ausencia de sonido, sino que por mi nombre responde la indiferencia. Y donde estoy yo, está ella.

Y... la Indiferencia!:
—A mí no me importa nada ni nadie, si al final todos se van a morir.

Apareció la Muerte, enseñando su filosa cómplice:
—Ja, ja, ja! al final a todos y cada uno me los llevaré, sin mirar el color de su corazón. Ja, ja, ja! vendré con mi fiel cuchilla y no miraré cuán lleno tienen el bolsillo... simplemente los dejaré sin vida.

Entonces, se pronunció la Vida:
—Alguien me ha llamado?
Empiezo aquí repartiendo experiencia.

Y habló la Experiencia...



cg