miércoles, 30 de agosto de 2017

DECÍAS


DECÍAS

Como dicen las espontáneas líneas de la foto sigue en mí tu recuerdo aunque hoy ya no te busco, es inútil.
He aprendido un poco de tu lógica ilógica... sabes qué? tenías razón, ¡otra vez! cuando me dijiste que si intentaba ser como tú buscando siempre la verdad ganaría más enemigos que admiradores.
Otro año ha pasado y aún tengo la imagen de tu vitalidad apagada tan injusta como tranquilamente, tanta juventud, tanta salud quebrantada por un absurdo accidente, los jóvenes nunca piensan que también los alcanza la señora sin rostro de la guadaña...
Entre las lágrimas vertidas por tí que al fin los años me han secado, se me escapa una sonrisa triste al recordar la suavidad con que tomabas mi mano y sabías calmar mis arrebatos caprichosos de adolescente apoyando mi oído contra tu pecho donde tus latidos eran el bálsamo que yo necesitaba, enseñándome que la fuerza de mi carácter solo me serviría como defensa de mi -según tú- blando corazón; que lo cuidara mucho decías... 

Decías...

Tus palabras certeras adelantadas a mis actos, impregnadas de la seguridad que les otorgaba tus experiencias vividas, salvaban a mi impetuosa personalidad del choque frontal contra el mundo mismo; era como si cada vez supieras lo que me iba a pasar, estábamos compenetrados en una profunda amistad en la que me brindabas un sincero amor filial.
Angustiado se ilumina mi rostro al recordar tus ojos soñadores, claros como el cielo, que siempre me hacían mirar hacia adelante aunque el brillo de tu mirada se iba apagando ante las heridas de una cruel realidad materializada en una cama de hospital.
Tanta juventud... tanta salud... el deporte motorizado... el que despeinaba tu desaliñada y dorada cabellera, el que te formaba el espléndido físico que acompañabas con la sensatez perfecta de una edad suficiente para guiarme, ese deporte fue el mismo que te traicionó... 

Nunca te dejé saber que me gustaba escribir, y hasta la fatídica noche en que elevaste tu alma al infinito no fui capaz de dedicarte unas sencillas líneas. 
No fui capaz... Eras mi modelo a seguir y te lo oculté cual un secreto inconfesable. Seguramente también me aclararías el trasfondo de mi inconsciente silencio.
Lo sé... no estás aquí para disipar mis dudas y esto nunca te lo dije. Quizás te hubiese alegrado saber que gracias a las letras podía canalizar todo ese ímpetu juvenil que me rezumaba a través de los poros.
Honrando tu memoria ilustro en la foto las palabras que brotaron desde el fondo de mi corazón moviendo mis manos mecánicamente la noche en la que desapareciste de la vida de todos los que te amábamos. 
El original quedó borroso por la tormenta de mi pena, lo transcribí para tí con la calma del día siguiente antes de que se borrara también de mi memoria.
Me habías enseñado a vivir con mis dudas y aunque he aprendido mucho de tí no ha sido todo lo que me hubiese gustado, tengo aún tantas carencias a pesar de contar ahora con algunos años más de los que tú tenías cuando te fuiste.

Esas lágrimas que ya no brotan se han transformado en comprensión hacia las personas, en resignación de lo que no puedo cambiar, en un saber estar con la cabeza alta ante cada dificultad y en dejar entrar en mi hermético corazón a quien creo que lo merece.
Decías que no me aferrara a nada y lo estoy logrando, que no me ligara a sentimientos perpetuos porque nadie se aferraría a mí ni siquiera tú y yo no concebía en ese entonces la idea de que me dejaras.

Ha pasado muy cerquita de mí un incidente muy grave, y me ha hecho valorar aún más la vida que antes; de pensar que solo por casualidad no estaba paseando en el trágico lugar a esa fatídica hora se me eriza la piel y recuerdo tus enseñanzas: vive el hoy, disfruta del hoy, alégrate con tu salud, comparte, ríe, aprovecha tus oportunidades, pues solo eso te llevarás. 
Y lo que tú te llevaste fue gran parte de mi corazón.
Por qué te fuiste?? acaso querías enseñarme que no solo los viejos o enfermos mueren?
Por qué no me fui yo si estábamos juntos en el lugar y momento?? a veces creo que hubiera sido mejor...
Todavía no he recobrado el valor para volver a subir a otro vehículo de dos ruedas con 750 cc; cuando las veo te recuerdo en el suelo, a mí volando por el aire y cayendo en la hierba blanda mientras tú aparecías en el pavimento en medio de un charco rojo donde el líquido que te daba la vida te abandonaba a la misma gran velocidad con la que recorrías las carreteras.

A pesar de que aquella vez dejé escrito que te buscaría de noche, al alba o en el viento; hoy la vida me pide que me haga libre de tí y que cese mi búsqueda. Lo intento a través de estas líneas. Y... sabes? numerosos otoños han pasado ya desde que tuve tu mirada azul clavada en la mía por última vez y no te olvido, pero ya no te busco.
Es hora de seguir adelante, de guardarte muy en el fondo de mi corazón para dejar atrás esta melancolía; aplicaré así por última vez tus enseñanzas: siempre seguir adelante, decías.
Pero es hora de seguir sola y no sé si podré, aunque tú me harías creer que sí.

Cada vez que alguna noche estrellada me abraza sonrío serenamente para mis adentros porque su brillo me llena de paz y aunque muchas noches me dormí soñándote ya no te busco en las estrellas pues sé que desde allí me contemplas, sé que vives allí...

Autoría propia - cg



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Después de leer, qué me comentas?