sábado, 22 de septiembre de 2018

Neura sabatina, de estado: Pensativa.

En una visita que hice a una amiga en una popular ciudad europea, aproveché a comprarme zapatillas de deporte que estaban rebajadas de precio.
Estaba en la tienda esperando que me cobraran cuando, al ver unas cajas vacías recordé que mi amiga me había dicho que necesitaba algunas de tamaño mediano, para organizar algunos souvenirs pequeños que guardaba y no acababa de encontrarles un lugar adecuado. 
Estaban apiladas detrás de la puerta de entrada que era de vidrio, la cual dejaba ver también papeles arrugados y su disposición me hizo pensar que las querrían tirar a la basura. Así que le pregunté al dependiente, le expliqué el caso y le pedí si me hacía el favor de dármelas. No solamente accedió gustoso sino que además me las dio en tres bolsas de la tienda como si llevara de verdad tamaña compra. 
La gran sorpresa que me causó la absurda situación de que yo hiciera esa "compra tan grande" hizo que de súbito largara yo una sonora carcajada, cosa que mido mucho, ya que padezco ataques de risa y vaya calor que me han hecho pasar en alguna ocasión!!, de verdad que no puedo parar de reírme hasta que me quedo sin fuerzas, entonces lo contrarresto con una estudiada seriedad casi fúnebre.

Aaaaaayyyyyy! me viene, me viene el momento nostálgico!! recuerdo a mi padre que me quería muchísimo -que en paz descanse- cuando me decía que yo no sabía de términos medios: o me río mucho o lloro mucho, que los extremos son parte de mi vida y que no conozco los grises, que todo es blanco o negro para mí, etcétera, etcétera...  bueno, no te aburro más con detalles que escapan a la neura que te estoy contando que me ha atacado hoy.

-Como te decía, la atrevida e involuntaria carcajada de pronto quedó empequeñecida frente a algo más absurdo aún que el dependiente me contaría como anécdota de su trabajo: meter cajas vacías en bolsas era algo que varias clientas se lo pedían para que al verlas por la calle y al llegar a su casa las personas que se cruzaban en su camino las miraran y admiraran de  su "enorme" compra. Él accedía encantado ya que las bolsas estaban rotuladas con el logotipo de su negocio y por lo tanto estas señoras llevaban su publicidad ahí donde fueran.

En el camino de vuelta a la casa de mi amiga en la que me hospedaba esos días, me invadió una mezcla de vergüenza ajena con tristeza al pensar en las pobres almas que necesitan llenar con miradas materialistas los vacíos de su vida, vida también materialista aunque sustentada desde una mentira.

En este noveno mes del año, después de comunicarme con mi amiga esta mañana por skype, volví a quedarme pensativa... aún me cuesta creer al ver alguna "consumidora" llena de bolsas de compras si realmente tienen algo dentro.
Me pregunto también si bajo esa apariencia de buen status de verdad se sienten realizadas, ya que no se necesita más que un buen corazón para sentir la vida llena, si se recurre al materialismo para llenarla, mal estamos.

No me explico como se puede vivir el día a día cuando al llegar a casa y toparse con la hora de la verdad abran esas cajas vacías, llenas de miradas juzgadoras, llenas de un orgullo inexistente, vacías de sensatez.

Sí, hoy la neura sabatina me ha dejado pensativa.



cg


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Después de leer, qué me comentas?