miércoles, 25 de marzo de 2020

INTERESTELAR

                             


Andrea, de apenas seis añitos, sentía fascinación por leer historias interplanetarias antes de dormir.
A su madre, superviviente terrestre de varias catástrofes, reconstruída con partes cibernéticas, se le erizaba la piel cuando su pequeña le decía que de mayor quería ser Refereeintercediendo entre humanos y cíborgs, algo muy común en el siglo XXV, así como viajar entre planetas.
Deseaba que su niña acabara sus días como humana que era.
La besó y arropó.
                                                     
                                                 * * * 

Primera semana:
Después del golpe inicial, abrí los ojos y pude ver la muchedumbre mirándome con desprecio. Abrí mi esfera de viaje y salí, dirigiéndome al edificio del planetoide Ceres, para reportarme.
Yo tenía actualizaciones de las que ellos carecían. Esas miradas... ¿envidia colectiva? No podía ser, sentir no lo tenían codificado, y menos algo así, tan vil y oculto.
Mis ojos cafés de metacrilato brillante, me diferenciaban. 
La ajustada vestimenta reglamentaria delataban curvas femeninas humanas. El exoesqueleto retroiluminado con micropartículas doradas, le daba a mi «piel» un cobrizo bronceado destacando entre la palidez del resto.Tenía el cabello elegantemente recogido.
Me habían rediseñado en el Laboratorio Galáctico, para infiltrarme entre los robots recogiendo información, ya que últimamente se saltaban sus protocolos.
¿Querrían eliminar la raza humana, su creadora? Mi misión, como detective, era desvelar el propósito de tal proceder.


─Saludos, Dalila-4.
─Respondo, mi Capitán. ─Pude oír desde la puerta del despacho donde entraba. Advertí una ligera ¿caricia? de él en la mano de ella. No, sería mi imaginación, no tenían sentimientos.
Dalila-4 sería beneficiaria de la enfermiza organización de Capi.
En seguida detecté que las triviales tareas que ella realizaba le valían importantes condecoraciones, desvalorizando la originalidad de los demás.
Había un séquito que cumplía las órdenes de Capi, a veces obtenían algún reconocimiento, pero eran en repetidas ocasiones los mismos, no se valoraba el buen hacer de los demás, siendo solo material de relleno como si de un lujoso cojín se tratara, donde resaltaban Capi, Dalila-4 y su séquito, mientras el resto quedaba escondido bajo la funda sedosa de la indiferencia, ante el deseo ambicioso de unos pocos por distinguirse. La simplicidad que ella disfrazaba de conocimiento tecnológico destacaba en la comprensión ilógica de Capi.
¡Vaya! y yo que creía que los desórdenes mentales no afectaban a cerebros cibernéticos.
Importantes entresijos internos que debo registrar.


Segunda semana:
Mientras desarrollaba mi misión, obvié el apodo burlesco con que me habían bautizado: Liza, aludiendo a «Actualizada». No estaba programada para contraatacar, mi versión mejorada establecería la paz. Además, la potencia de mi mirada láser ─implantada pero todavía deshabilitada─ podía acabar hasta con Capi, fabricado con la aleación Inconel 718.**

Logré descubrir las causas de la conducta desajustada de las máquinas demasiado pronto, me hubiera gustado un desafío más grande para mis circuitos cerebrales. El nivel 3.1 con que habían dotado a mi inteligencia artificial sobrepasaba los fingidos engreimientos de superioridad de los androides primitivos que me rodeaban.


Quinta semana:
Desde mi cámara, escucho:
─Base a Linda-2. Llamando. ¡Base a Linda!
─Reportándome. Aquí Linda, intentando seguir siéndolo.
─Cíñete a tu programa. Infórmanos.
─Trabajo en ello, pero no estoy programada para responder a la hostilidad de estos sádicos seres inferiores.
─Linda-2, los contaminados de sentimientos diabéticos, los jefecillos nadando al garete en su mar ideológico de aceite rancio, las princesas de la oscuridad del universo, prostitutas reinas de latón, jamás, que lo sepas, ¡JAMÁS! van a entender la dulzura de tu posición. Esa es tu arma, tu fuerza y, especialmente, tu corazón. ¡Espero una respuesta favorable en la próxima conexión!

«Mi corazón» Suspiro...

El contraste del infinito oscuro con la brillante luminosidad de cada estrella, pintaban un paisaje de luciérnagas siderales maravilloso, que observaba tumbada desde mi cómoda meridiana.
Sueño ─palabra tan humana─ con que la entramada red de hechos no se materialice.
Comencé a ordenar frases en el apartado de mi cerebro destinado a guardar información: Reportes Pendientes.

  • Somos muchos, demasiados. 
  • Sistema colapsado de incontables especímenes repetidos con iguales tareas.
  • Surgen rivalidades, disconformidad, incompetencias. Deseos de sobresalir, de ser único.
  • Se menosprecia lo que sea nuevo. Se silencian mis nuevas ideas para ocultar sus carencias.
  • Los falsos jefecillos del séquito de Capitán, alzan su voz dando cátedra sobre temas obsoletos, que, con cierta estructura de vocablos, hacen parecer que su verdad sea la única razonable.
  • Se alían entre ellos para destruir la supuesta amenaza: yo.
  • Hay una conspiración para que se me traslade a La Fundición. 
(Aparece en mis archivos de memoria, imágenes de Juana de Arco).
  • Quieren acabar conmigo echándome al fuego.
Guión, guión... re-se-te-an-do... e-li-mi-nan-do-esta-última-frase... ¡Cíñete-a-tu-programa!

Suspiro.

  • No aceptan actualizaciones ejemplarizantes.
  • Descubro además, fallos en sus conexiones cerebrales, metales oxidados les limitan el entendimiento del valor añadido y las mejoras con que podrían contar en un futuro cercano.
  • Manifiestan una desarrollada violencia interna no programada de origen, donde quienes prevalecen son siempre los mismos, quitando del medio a los demás.

Conclusión: no desean destruir a los humanos, sino «ayudarlos» a eliminarse a sí mismos, permaneciendo ellos como únicos habitantes en la galaxia, falsos seres superiores: los iluminados.

Vuelvo a mi base terrestre.

                                                 * * * 


Andrea, ya mujer, visita silenciosa y cabizbaja, la tumba de su madre:

«Perdóname, madre, por no complacerte. Aún conservo mi corazón, el original que me diste tú.
¿Sabes? Me han convertido en algo mejor que una referee, soy Detective».
                              
                                                 F I N

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** Apunte informativo:
Inconel 718:  Aleación.
Características clave:
Buena resistencia a la rotura por fluencia.
Mayor resistencia que Inconel X-750.
Mejores propiedades mecánicas a temperaturas inferiores.
Se endurece por envejecimiento.

Aplicaciones dinámicas a altas temperaturas:
Turbinas de gas.
Motores de cohetes.
Naves espaciales.
Reactores nucleares.
Bombas.
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martes, 25 de febrero de 2020

PROMESAS


Ese viernes fue aún peor para Robert.
Horas de consulta y el estrés de atender dos largas urgencias en quirófano, le agotaron.
Atlético, con cuarenta años y poco, conservando todo su cabello con briznas de plata, salió de la segunda operación rogando en un grito silencioso poder dormir, cuando la vio.
Exhausto, con sus atractivos ojos verdes empequeñecidos y hundidos en unas oscuras ojeras, quedó paralizado ante su presencia. Mildred, pese a contar ya con casi cuatro décadas, estaba recientemente titulada en enfermería de quirófano. Tenía una luz atrapante en su mirada inquieta color café. Nadie quedaba indiferente.
Una media melena castaña clara, con ondas un tanto desordenadas, enmarcaban un rostro que, junto a su delgadez, le conferían un aspecto aniñado. Conocedora de sus encantos, los utilizaba a su antojo, y Robert no quedó inmune. 

─Buenas noches. Bienvenida, señorita... ?
─Mildred, pero llámame Mily.
─Encantado, soy el doctor Ávila, pero seré Robert, para ti. 
Ah! Un consejo: recuerda prometer a los pacientes que se recuperarán. Necesitan optimismo para sanar.

Sostuvieron su mirada unos segundos más antes de que Robert saliera.

Cirujano establecido, ya no hacía guardias en fin de semana. Aunque a veces, ante alguna emergencia debía abandonar su descanso así fueran las cuatro de la madrugada. Transcurrió su sábado tranquilo con su esposa e hijo. En su mente permanecía aquella mirada.


Mily absorbía con interés sus nuevas obligaciones, necesitaba emanciparse económicamente para acabar su matrimonio sin sentido.

Lunes. Turno de tarde para ella, donde compartiría con Robert su primera operación. Al acabar coincidieron en la puerta de la cafetería:
─Puedo entender tu inexperiencia ─comentó muy serio Robert, haciendo un esfuerzo por disimular la atracción que le provocaba─ pero el paciente no admite que te tiemble el pulso.
─No ha sido mi inexperiencia ─le contestó Mily─ mirándolo impúdicamente de arriba abajo solo un instante, comenzando así, el juego del gato y el ratón.
─Y descuida, ─prosiguió─ nunca olvido las promesas a los pacientes.
Mildred se encaminó al vestidor para cambiarse el uniforme y decidió volver después a la cafetería, para desconectar tomando un descafeinado antes de marcharse. 
La tensión sexual crecía por momentos dentro de Robert, que, obteniendo su café, fue a sentarse a una mesa apartada.
Sin saberse observada, recogió del suelo la moneda que se le había caído, elevando al agacharse la parte trasera de su falda al límite de sus muslos. Tocaba con suavidad los botones de la máquina, recogía el vaso y la cucharilla, mientras, en los pensamientos libidinosos de Robert aparecía él mismo entre esas delicadas manos femeninas. De pie, atenta al ajetreo exterior a través de la ventana, Mily bebía despacio, el vapor le humedecía los labios, avivando su natural rojo, los cuales Robert admiraba boquiabierto. 

Ya en casa, tanto Mily como Robert cumplieron con los requerimientos sexuales de sus respectivas parejas. «Requerimientos» monótonos, donde para escapar de la rutina marital, instalaron morbosamente en su cerebro una imagen ajena, buscando en un cuerpo conocido las sensaciones de otro, para tocar el cielo.

Semana tras semana el trabajo en el hospital y los roces aquí, risas allá, palabras de tonteo muy a menudo, hacían que la simpatía y el acercamiento creciera entre Robert y Mily.
Llega otro fin de semana, donde la noche del viernes emitían en su pequeña ciudad el clásico Gone with the wind
Mily acudió al cine con su marido, y Robert con su esposa.
Había pasado media hora de película cuando Mily atravesó la sala hacia el lavabo. Robert, ubicado casi al final, alucinó incrédulo de su suerte. Se levantó sin perder tiempo y fue tras Mily.
En el pasillo, en la puerta del servicio, Mily se apoyó contra la pared y le clavó la mirada en sus ojos verdes, esta vez muy abiertos y brillantes. Robert apoyó su palma izquierda por encima del hombro de ella contra la pared y con la derecha la rodeó por la cintura sin pestañear. Mily le acercó sensualmente los labios y él le atrapó la boca arrebatado por el deseo. 
Girando en una especie de vals, marcando el ritmo los besos y caricias subidas de tono, entraron al lavabo masculino, encerrándose en un habitáculo individual. En una posición nada ortodoxa, pero sí bien definida que les permitía saciar su apetito carnal; desahogaron las ganas acumuladas en la piel, agotaron fuerzas derramando fluidos, utilizaron los húmedos medios a su alcance para sentirse, para enaltecer ese interno ardor que les quemaba, y, porqué no, para quererse.

Ahí estaba el... ¿problema, quizá? En el fondo se arraigaba un cariño, un perfecto complemento entre uno y otro: laboralmente, como amigos, en seguridad... sentían una dulce confianza única, que les unía más allá del deseo.



El presente año que se acababa, acabaría también la presencia de Robert en el hospital. Le había surgido una oportunidad irrecusable en el extranjero, se trasladaría a otro continente, pero antes le había prometido a Mily que volvería y se casarían.


En el aire quedaban las palabras tiernas, las sonrisas cómplices, las promesas que le había enseñado a Mily a decir... la promesa que él mismo le había hecho.
Un incierto y desolador futuro le aguardaba a ella, que ya contaba con rehacer su vida con él.

Amenazaba lluvia la tarde que partió, a través de la puerta acristalada del hospital, ella le hizo un triste gesto cuando él se volvió a verla una vez más: recuerda tu promesa.
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miércoles, 12 de febrero de 2020

miércoles, 29 de enero de 2020

A ELEGIR: Realidad o Fantasía

Relato participante de la XVIII EDICIÓN (Enero 2020)

convocado por David Rubio Sánchez 

REBELIÓN EN LA GRANJA de George Orwell


Tema: El relato deberá contar con, al menos, uno de estos requisitos (podéis elegir uno, dos o los tres):
Escribir una fábula o que los personajes sean animales, con su moraleja o con una crítica social de fondo.
  • Un relato en el que se mencione con sentido la novela Rebelión en la granja o al autor, George Orwell.
  • Un relato en el que la acción transcurra en una granja.
  • Extensión: 900 palabras como máximo.





─¡BAM!
Tronó la puerta al cerrarse de golpe cuando entró el pato Lucio al granero.
─¿Otra vez Tino? ¿Esta vez «atinó?» ¡jaj! ─preguntó jocosa la vaca Rosi.
─¡Tantas preguntas tan tontas! ─repuso enfadado Lucio, mientras se recuperaba de la reciente huida veloz que le dejó sin aliento.

Tino, el hijo adolescente del granjero, encontraba sus mejores carcajadas lanzándole piedras a Lucio, para verlo correr en zigzag.
Las preciosas plumas blancas brillaban al sol, dejando visualmente una estela al zigzaguear y su pico anaranjado que tenía una pequeña curva hacia la mejilla, parecía que le dibujaba una sonrisa.


─Si sigues corriendo así no tendrás contento al jefe ─advirtió escondiendo la risa el caballo.
─No engordarás lo suficiente, ¿qué tal tu hígado? ¡jej! ─rió el gallo.
─¡Ríete ahora, que te tocará a ti en Navidad! ─respondió Lucio malhumorado por las reiteradas mofas de sus compañeros.


A la noche, cada animal se colocó en la parcela del granero asignada como habitación, aunque ninguno podía dormir.

Sin apetito y sin demostrar el temor que le invadía, Lucio se fue al nido con su bandada. Con los ojos cerrados, le era imposible conciliar el sueño, los pinchazos de dolor cerca de su estómago no se lo permitían y cada vez le resultaba más difícil correr para esquivar las pedradas... era una realidad, la sobrealimentación le estaba haciendo estragos.
Los patos jóvenes desconfiaban, mas no osaban preguntar nada.
Rosi, preocupada, pensaba en inventarse bromas mejores para que su amiguito lo pasara lo mejor posible.
El caballo agradecía en silencio que al jefe no le gustara su carne, aunque trabajaba muy duro, tirando del pesado carro que le enganchaban para trasladar los productos de la granja.
Al gallo se le cruzaba por la mente que como era el único de su especie en aquella granja y ya tenía varios años no «le tocaría» en Navidad, como le había dicho Lucio.
El cerdito era casi un bebé, nunca entendía las bromas de los demás y cada noche intentaba recordar cuál había sido la última que había dormido con su mamá.
Las ovejas estaban tan juntas, que no se sabía donde empezaba una o acababa otra. Sus lanosos pelajes se confundían como si de un cielo nuboso se tratara, y ellas sí que dormían serenas.


Amaneció soleado, y en el prado de la granja donde los animales caminaban libremente, estaban atareados el granjero, su esposa y su hijo.
─El mejor foie gras comeremos este diciembre ─dijo el hombre.
─Yo no quiero esa grasa asquerosa ─replica Tino─, grasa de hígado de un pato enfermo ¡puaj!
─Si tú lo único que haces es darle sufrimiento con tus pedradas ─dice su madre.
─Vosotros lo hacéis sufrir, metiéndole ese tubo largo directo al estómago con mala comida, le atravesáis por dentro del cogote sin piedad, así engorda y fabrica dentro de su hígado esa grasa amarilla que llamáis foie.

Reinó un incómodo silencio por un momento, dejando los rostros serios.
Un silencio absoluto, antinatural... no se oía el goteo del grifo mal cerrado, las ovejas paralizadas no hacían chirriar la puerta de madera del corral; ausencia total del resoplar del caballo, o del cascabel de Rosi, la vaca; hasta el viento parecía estar de acuerdo con el muchacho, porque no movía ni una hoja.

─¡Pues así será! ─sentenció el granjero.


Una semana después, era notoria la cojera de Lucio en su deteriorada salud, junto con su plumaje opaco. Su organismo estaría fabricando una buena cantidad de foie... ¿manjar de los dioses? ¿exquisita comida para clientes adinerados? son solo algunas definiciones dichas por los considerados mejores chefs de los restaurantes más selectos. Definiciones que esconden su origen, que no hablan del maltrato animal; del dolor y malestar que cada pato o ganso sufre en el proceso de crear un capricho para el paladar que solo sirve para alimentar la vanidad humana, lejos  de las necesidades de nutrición propias de la cadena alimenticia.


─Otra vez ese chico molestando ─protestó Rosi.
─Ven aquí patito, Lucito, dónde estás?
Lucio lo observaba escondido hasta que Tino lo descubrió.
No intentó huir, no podría, apenas daba saltitos que acompañaba abriendo sus alas como si fuese a volar para poder avanzar en cada paso.
Fácilmente lo cogió Tino, y mientras el pato se retorcía abriendo su pico en silenciosa señal de súplica, ya que no podía emitir sonido con sus cuerdas vocales destrozadas por el tubo de la sobrealimentación, lo abrazó diciéndole:
─Tranquilo, ayúdame a ayudarte.
Era mediodía, su padre aún no volvía y su madre estaba entretenida en la cocina, tenía solo media hora para poner fin al sufrimiento del pobre Lucio de una manera digna.
Montó en el caballo ─quien miró interrogante al pato y este le devolvió una mirada de resignación─ y galopó hasta dos granjas más al norte, donde vivía Amalia, la chica que suspiraba por Tino. Este le pidió por favor que cuidara de Lucio, que se repondría. Ella, ante la mirada cautivante del chico y al ver el estado lamentable del pato no pudo resistirse.
Lucio quedó en buenas manos... aunque su estado era ya crítico.



─No veo al pato ─dijo contrariado el granjero a su esposa.

─Estaba moribundo, a saber si ya no se lo comió algún zorro ─contestó ella.

─Nos conformaremos con el foie industrial de la ciudad.

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A elegir: realidad para concienciar a los demás o fantasía, vanagloriándonos de lujos a costa del sufrimiento ajeno. 
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jueves, 23 de enero de 2020

EMOCIONES

Poesía solidaria participante en la obra «12 meses, 12 causas» donde a partir de estas 5 palabras ─sin cambiar el orden ni alterar ninguna letra─ debía elaborarse un escrito de máximo 100 palabras: DUDA - ESPIRAL - BRIZNA - PUNZÓN - CACAO.


carla guerrero poesía escrito amor viaje


sábado, 28 de diciembre de 2019

Apariencias engañosas

Relato participante en el XVII Concurso Literario Mensual, convocado por David Rubio Sánchez.


Dejaba atrás en el riel, la señora S., un collar negro de perro, con tachas puntiagudas. 
Habían llamado su atención hojas de papel rotas, trocitos de un libro hecho pedazos. 
Huellas púrpuras de una vida hecha trizas literalmente, a raíz del atropello, ya habían sido borradas por el personal de limpieza en la vía, mientras Madame M. bebía tranquila su café en la estación con un misterioso brillo en su mirada perdida.

                                                  
─¡No! ¡No quiero ir! ─le gritó Noa la noche anterior al accidente, a su tutor.

Tocaba viajar y pasar unos días con su familia. Cada cuatro meses le dejaban una semana libre. Aprovechaba a refugiarse en la casa okupa que habitaba con sus compañeros de tribu urbana.
El psicólogo del internado femenino de cuidados especiales en el que estudiaba le había autorizado, ya que el último resultado del test de agresividad de Buss y Perry fue favorable.

─Puedes hacerlo, querida. Ve y demuéstrales lo que vales. Ponte ropa normal.¡Ah! Y no te dejes el libro.
Su tutor la aconsejaba mientras ella preparaba la maleta.

A regañadientes abordó el tren y se quitó su cazadora negra de cuero, a juego con su minifalda. Maquilló sus ojos y labios resaltándolos con gruesos trazos oscuros, bajo la atenta mirada de la espléndida señora que tenía enfrente, quien con desdén la escudriñaba.
Las medias agujereadas de Noa, botas con punteras metálicas, blusa ajustada; era la indumentaria gótica inconfundible que contrastaba con su pálida piel, y que infundía junto con su dura mirada azul, cuanto menos, respeto.
Se adentró nerviosa en las líneas de Patricia Highsmith, el libro de asesinatos en un tren. No le agradaban esas historias, pero debía leerlo si quería aprobar un examen.

─¡Tengo fama de agresiva! ─le dijo bruscamente a la fina señora, para que dejara de mirarla, que respondió apacible:

─Las apariencias engañan, linda. Soy Madame M

La noche avanzaba tan rápido como las veloces ruedas del tren.

Madame M. se acercó a la cafetería donde encontró a su hombre perfecto: trajeado de pulcro gris claro, inmerso en sus pensamientos, escondía en su chaqueta una gran petaca con aguardiente. Entabló una agradable conversación con él y extrañamente le animaba para que acabase el contenido.
Al conseguirlo, el caballero no se sostenía en pie y ella ofreció acompañarle a su vagón de coche-cama.
Atravesando el pasillo y esforzándose por sostener al borracho, fue vista por Noa, quien se acercó a ayudar. 
En el habitáculo lo tumbaron en la cama.

Muy temprano, el revisor despertaba a los pasajeros, el viaje llegaba a su fin. Casi se cae de espaldas al abrir con su llave maestra el compartimento individual del hombre, y verlo ahogado en su propio vómito, sin respiración. 
Noa y Madame M. fueron las que estuvieron con él en sus últimos momentos. 

El guardia de a bordo, observando la escena, se sobresaltó al grito de Madame M.:

─¡Ha sido ella! ─dijo, señalando a Noa─ ¡Miradla! ¡Si hasta los libros que le gustan son insanos! 
Y continuó:
─¿Qué clase de chica llevaría un collar de perros?

En un chillido Noa le lanzó el libro directamente a la cabeza, propinándole un buen golpe y se le abalanzó gritando:

─Vieja maldita! Voy a matart...

No acabó la frase cuando se sintió fuertemente apresada por el guardia, que no permitió que dañara de nuevo a Madame M.

Una chica de dieciséis años con traumas infantiles que la llevaron a refugiarse en un grupo apartado de la sociedad, con permanente ayuda psicológica y medicada para contener su agresividad, de vestimenta estrafalaria y carácter intratable que desbordaba una energía maléfica, era un fácil blanco para señalar en una situación como esa.
Pero, ¿qué motivos podía tener para asesinar, si a la víctima no le conocía en absoluto?
De una sexagenaria respetable, delicada, impecablemente peinada y con joyas de diseño, nadie sospecharía.

Para desgracia de Noa, la mantuvieron encerrada bajo llave hasta la siguiente estación, para entregarla a la policía, en el destino.
Le dejaron su libro, serviría para mantenerle la mente ocupada.
En sus pensamientos reaparecían los violentos recuerdos de la infancia... golpes, abusos, humillaciones... demasiado para sus tiernos cinco años de aquel entonces.
De forma involuntaria comenzó a descargar toda su rabia en un llanto incontenible, tristísimo, sentía tal presión en el pecho que le provocaba dolor, soltaba gritos ahogados de «¿por qué?, ¿por qué a miiiiiii?».
Ya no le quedaban fuerzas para seguir buscando una felicidad que sabía bien que nunca encontraría.


Sostenía con fuerza el libro en sus manos en todo momento, como si quisiera asirse a algo firme.
Aprovechó un mínimo despiste del guardia que la llevaba, para saltar a la vía contraria, delante del tren sin parada que pasaba. 

Mantuvieron durante media hora a la Señora S., en un despacho antes de que recogiese la maleta de Noa.
Sentía impotencia. No sabía bien si por el suicidio de su hija, que aparentaba estar superando sus traumas o por no haber sido mejor madre.
Mientras caminaba de regreso, cruzó una mirada con Madame M., quien le dijo:
 ─Las apariencias engañan, ¿eh?

Y siguió la engreída disfrutando del café. Recordando como había «acomodado» a su hombre perfecto, un borracho despreciable que merecía morir según su criterio, logrando que se ahogara con su vómito. 
Disfrutaba también de la decisión que ella provocó en Noa, una malnacida...


Dos asesinatos en un día, le reconfortaban su ego de una manera grandiosa.
                                        

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lunes, 16 de diciembre de 2019

jueves, 5 de diciembre de 2019

EL DESQUITE

Micro relato participante en el Microrreto de Escritura propuesto por David Rubio Sánchez, en su blog: El Tintero de Oro.



Rafael esperaba en el aeropuerto.
La celebración anual de cardiólogos retirados la cual integraba su padre, había finalizado.

Sentado y somnoliento, recordaba cuando de adolescente, la situación era a la inversa. Esos días no eran sus mejores recuerdos...
Solitarios viajes, donde se aburría escuchando las repetidas canciones en su reproductor de CD, obligado por el deporte que practicaba profesionalmente a sus dieciséis años.
Como vivían solos, a su padre se le hacía imposible acompañarle por razones laborales y le esperaba de regreso de madrugada en el mismo aeropuerto.

-¡BUONGIORNO!
-¿COME STAI?

Un sonoro saludo de un par de jóvenes a su lado le trajo de repente a la vigilia, instante en el que mirando su reloj se percató del excesivo retraso del avión.
Reacomodándose en su asiento volvió a sumirse en sus recuerdos, amargos por la soledad que llevaba escondida en su pecho en esos tiernos años. Agradecía silenciosamente la oportunidad de desarrollarse como deportista de élite pero sobretodo saludable, frente al contraste en que vivía su padre. 
Ya jubilado, cada día se le dificultaba más respirar, aquejado de una dolencia que le restaba fuerza al corazón para bombear sangre oxigenada, después de que él salvara tantas vidas...

Tristes imágenes en la mente de Rafael, de un avión estrellado hacía un tiempo atrás, la ansiedad de la espera lo estresaba, ya que de casualidad no venía su padre en él.
No, él no era como esos hijos que se desquitan de sus progenitores haciéndoles pagar con la misma moneda algún daño provocado inconscientemente. Pese a que había sentido la amarga soledad de la falta de compañía paterna en ese entonces, Rafael le protegía.

-¡Arribo del vuelo siete-cero-dos!- esta vez el altavoz de forma estruendosa lo sacó de  sus cavilaciones... y entonces sonrió.




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lunes, 21 de octubre de 2019

Desconsuelo


Brillante el día despunta
comienza la primavera
de su mano el aire cálido
danzando se alejan
huyen de mi desamparo
de mi silencio pálido.

Las nubes claras pasan lentas
nuevas hojas muy verdes
y mi tristeza se acrecienta.

La mano fuerte, poderosa
del Universo moldea
sin compasión nuestro destino
con sonrisa que alardea.

Los trinos son ensordecedores
aturde la suave cascada
mi alma está padeciendo
la brisa se torna helada.

En este día maravilloso
que no podemos disfrutar
nuestro amor cada vez más lejos
nos provoca llorar.

Nos alejamos sin hablar
suspirando en cada paso
sin dejarnos de mirar
el sol se está ocultando
nos veremos otro día
volveremos a padecer
sabes vida mía?...
igual
te quiero ver.

cg

lunes, 15 de julio de 2019

Versos Sencillos XXVII

Solamente letras
como única compañía
quizás alguna lágrima
 donde escapa la vida
y me pregunto para qué
 seguir sin soñar
si el horizonte de escritura
limita a mi pluma
sin adormecer mi locura
de ausencias y llantos
y me pregunto para qué
seguir sin volar
si en el oscuro túnel
con luz al final
no hay palabras que rescaten
al alma
de la soledad.


cg

sábado, 15 de junio de 2019

Se cumplen los sueños o no?


(a Carla con un beso José L Perales)

Miradas Libres está destinado a ser un espacio de fotografías con pocas palabras, destinado a hacer honor a su nombre, para que miréis de
forma libre y pueda volar vuestra imaginación.
Así que sin intención de castigar con mis letras interminables a las 
nobles y valientes almas que se atreven a leer lo que escribo no haré 
otra cosa más que desearles una muy Feliz Navidad a todos y todas. 

(Bueno, la verdad es que no puedo conmigo misma ja! y aquí va el 
rollo... )

Cada uno tenemos nuestra manera de vivir la Navidad y todas son 
aceptables, qué nos depararía la vida si no nos aceptáramos entre 
nosotros mismos!
En una fecha tan especial que podrá ser alegre o triste, que se vivirá
 con ilusión o con nerviosismo, pero sin duda que con la mente puesta
 en nuestros deseos más íntimos, he elegido ese emotivo vídeo de
 Navidad de un gran cantante y compositor que dejo en mi página
 porque derrocha sentimiento; que es lo que más me gusta de las
 personas, lo emotivas que pueden llegar a ser, lo dulces, lo
entrañables... eso es lo importante para mí, los escasos conocidos
que tengo lo saben. 

De la mano de este -una vez más- emotivo artista os comparto la foto
de esta entrada que no es la clásica estampa del 25 de diciembre sino
una foto que es uno de mis tesoros más preciados: la de mi cantante
preferido con un autógrafo personalizado, porque encierra para esta
humilde mortal de nombre Carla un sueño cumplido como es conocer
al artista favorito, ya que me la regaló junto a unos minutos de su 
ajetreada vida cuando me permitió hablar con él personalmente y 
pude comprobar lo "emotivo" que es también como ser humano.

Corría el año 2005, donde no existía el tan común y actual selfie, en
el que no sabíamos de los smartphones ni siquiera el nombre cuando
tuve que atravesar toda una gran ciudad en transporte público con el 
reloj en mi contra para llegar al "aquí y ahora" del lugar donde estaba. 

La guardo con muchísimo cariño y como no la enseño a nadie fuera de
casa para que no se me extravíe (y dentro según a quien porque 
suscita más críticas que ternura) la publico para que todos la podáis
ver y quizás a través de ella llegue a algún corazón que lo necesite la
ilusión certera de que los sueños pueden cumplirse...  
FELIZ NAVIDAD.
cg